La Comisión de Mujeres y Equidad de Género analizó la situación actual de las Residencias Transitorias a nivel nacional. Para ello, recibió a la directora nacional del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SernamEG), Priscilla Carrasco.
La personera expuso que las casas de acogida se reconvirtieron en Residencias Transitorias como una señal de entregarle un sentido a este espacio y brindar una solución para un hecho tan grave como es la violencia de género.
En ellas se entrega autonomía a las mujeres y es un refugio que ofrece protección temporal a las mujeres en su diversidad, mayores de 18 años y sus hijas e hijos hasta 14 años, que se encuentran en riesgo vital debido a la violencia de género.
“El trabajo que debemos hacer con ellas debe estar centrado en prevención y centros de atención especializadas, que se profundiza en el trabajo psicoterapéutico y acompañamiento jurídico”, remarcó Priscilla Carrasco.
Asimismo, indicó que la Unidad de Violencias de Género cuenta con 34 residencias transitorias, 24 centros de atención especializada en violencias de género y 122 centros de las mujeres.
Añadió que, actualmente, existe una ocupación de un 52% de las residencias. Ante ello, planteó que están replanteando las pautas que se aplican, con objeto de conocer con veracidad los verdaderos riesgos en que están expuestas las mujeres.
Rediseño de las Casas de Acogida
Carrasco explicó que los principales cambios entre el modelo de Casa de Acogida y Residencia Transitoria se concentran en que la intervención está enfocada en un Plan de Trabajo, para disminuir su nivel de riesgo y reintegración a su red social.
Además, los equipos se centran en el fortalecimiento de las redes de apoyo de las usuarias y la convivencia en la residencia temporal.
Del mismo modo, las intervenciones psicosociales se realizan a través de profesionales de la oferta SernamEG externa. Esto permite establecer límites entre la vida doméstica y la entrega de la atención terapéutica.
Así, el programa tiene como objetivos garantizar la provisión de alimentación, habitación y seguridad. Y, facilitar la conciencia de riesgo que implica la violencia a la cual está expuesta, para el fortalecimiento de estrategias de autocuidado.
Por último, precisó que entre las residencias actuales hay dos destinadas a víctimas de trata de personas.
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